domingo, 30 de julho de 2017

Notícia sobre a VENEZUELA.



Transcrevo da página virtual do jornal espanhol  Público [18 e 40 m de hoje] uma notícia sobre o que está a ocorrer hoje em Caracas. Perante a barragem de unilateralismo informativo dos nosso dóceis meios de comunicação social, caninamente alinhados com o complexo mediático internacional dos grandes meios de comunicação social, vale a pena ter-se acesso a uma informação objectiva.
O texto noticioso é do jornalista Alberto Pradilla e tem como tírulo:“Caracas como dos ciudades: una vota y la otra se encierra entre basura”. Abre a notícia o destaque seguinte : “En medio existen grises pero la diferencia es abismal entre el centro y el oeste, donde la mayor parte de colegios están abiertos, y el este, encerrado en sí mismo, lleno de barricadas y con la basura desparramada por el suelo.”
Eis a notícia, propriamente  dita:
“Con música y cohetes, antes de que amanezca, feudos del chavismo como el barrio 23 de enero despertaban a los votantes a las 6 de la mañana. La hora es intempestiva para un domingo, pero en Venezuela es tradición madrugar mucho, hacer cola para votar lo antes posible y ya disponer de toda la jornada. “Queremos ser los primeros para venir”, decía Carmen Romero, una mujer que llevaba desde las 5 esperando para votar en la escuela pública de la popular barriada. “Estamos viviendo en nuestras carnes la cuestión de los terroristas que están en el este. Aquí, por el contrario, estamos tranquilos y votamos para frenar la violencia”, afirmaba. El votante más ideológico habla de “profundización en el proceso” para explicar su participación electoral. En las filas, antes de las urnas, lo que más se escucha es un llamamiento a votar por la pacificación.
Hoy, cuando 19 millones de electores de un censo total de 30 millones está convocado a las urnas, siguen existiendo dos Caracas que viven de espaldas una a la otra. En medio existen grises, que no todo es tan fácil, pero la diferencia es abismal y real entre el centro y el oeste, donde la mayor parte de colegios están abiertos, y el este, encerrado en sí mismo, lleno de barricadas y con la basura desparramada por el suelo.
Habrá que ver hasta dónde están dispuestos a llegar los opositores durante las protestas. Sus fuerzas flaquean
“Hoy es uno de los días más importantes para que el venezolano chavista salga a votar”. Gustavo Borges, calado con gorra verde de estrella roja y el brazalete con la bandera de Venezuela, también es de los primeros en el colegio del 23 de enero. Insiste en que la constituyente convocada por el presidente, Nicolás Maduro, es la vía para destensar la situación. Quizás para dar ejemplo, que aquí son mucho de simbología, el jefe de Gobierno ha sido también madrugador a la hora de cumplir con la papeleta. Pasadas las 6 de la mañana, el máximo mandatario venezolano reivindicaba que el suyo era “el primer voto por la paz, por la soberanía, la independencia y la tranquilidad futura de Venezuela”.
La situación es completamente distinta en el este del país (por cierto, más opulento pero con menor proporción de habitantes). La oposición rechaza participar en las elecciones y ha llamado a manifestarse hoy a las 10.00 horas (las 18.00 en España). A las 8, en Altamira no había un alma. Una única señora preguntaba dónde había que concentrarse, asegurando que la convocatoria comenzaba a las 4 de la mañana. “No tenemos nada, estamos pasando hambre y por muchas dificultades”, aseguraba. La tensión es palpable. En Chacao, justo antes de llegar al feudo opositor, un grupo de motorizados partidarios del chavismo se enfrentaban con unos encapuchados que pretendían colocar una barricada. No lo consiguieron. Al final, los opositores abandonaban el lugar a la carrera. Da la sensación de que trancar las calles es la única estrategia sostenible para los antichavistas. Permite, con un número relativamente pequeño, dar una sensación de caos. Aunque lo de llenar de basura tu propio barrio es más incomprensible.
Habrá que ver hasta dónde están dispuestos a llegar los opositores durante las protestas de hoy, especialmente si se toma en cuenta que parece que sus fuerzas flojean. La víspera, Henrique Capriles y Leopoldo López llamaban conjuntamente a manifestarse. En realidad, es un modo de intentar tapar bocas, ya que en las últimas horas se había extendido la sombra de la duda en sus propias bases. Los más duros acusan a la dirigencia de ser excesivamente condescendientes con el chavismo. Sí. Han oído bien. Excesivamente condescendientes. La gestión de la frustración por asegurar que se frenarían unas elecciones que no podían suspender.

Tengan claro que el nivel de intimidación y presión es tal en los feudos opositores que el Gobierno ha tenido que habilitar cuatro centros de contingencia en Los Teques, Caracas, Maracaibo y Aragua. Es decir, que se han abierto polideportivos para que puedan votar personas que no pueden depositar su voto en su lugar de origen. Ayer, en el Poliedro, el centro preparado para los votantes de Caracas, varias personas explicaban que tenían que trabajar por las elecciones casi de modo clandestino. Además, algunos colegios han sido atacados y el material electoral ha tenido que ser trasladado a otros lugares.”

terça-feira, 18 de julho de 2017

LULA - um alvo estratégico



Publico hoje mais um texto de Roberto Amaral, extraído da página virtual da excelente revista brasileira CartaCapital. É um texto sobre a recente condenação de Lula. Parece--me muito importante desfazer a cortina de fumo lançada sobre esse triste evento pela grandes empresas brasileiras de comunicação social, que encontra estranhos ecos na comunicação social portuguesa. Que a direita lusitana morda desalmadamente em Lula, compreende-se. É o seu jeito canino de argumentar. Que figuras que se pretendem fora desse espaço também mastiguem dislates e desinformações sobre o assunto  já é um pouco  mais enjoativo. Enfim, leiam o que nos diz um importante político e intelectual brasileiro que nem é membro do PT. Entretanto, para vos pôr mais alerta aqui fica  uma muito breve síntese do seu currículo.

Roberto Amaral nasceu em  1939. Cientista político, jornalista, escritor, conferencista e político militante, tem artigos científicos publicados em revistas académicas do Brasil e de outros países Com vasta colaboração na imprensa brasileira, escreve semanalmente na versão online da revista CartaCapital.
Com a redemocratização, retomou a atividade política legal, tornando-se um dos re-fundadores do Partido Socialista Brasileiro (PSB), em 1985. Foi seu secretário-geral entre 1985 e 1993 e em seguida vice-presidente, assumindo mesmo a Presidência do PSB em três ocasiões: em 2005, em 2006 e em de 2014. A deriva direitista desse partido levá-lo-ia a abandonar a sua presidência , tendo posteriormente rompido com o próprio partido.
Nos dois primeiros mandatos do presidente Lula e no primeiro mandato da presidente Dilma, representou o PSB no Conselho Político da Presidência da República. Exerceu o cargo de ministro da Ciência e Tecnologia de janeiro de 2003 a 2004, no Governo Lula.
É professor adjunto (licenciado) da Pontifícia Universidade Católica do Rio de Janeiro e professor titular da Faculdade Hélio Alonso.É membro titular do Instituto dos Advogados Brasileiros (IAB), do Pen Clube do Brasil, da Internacional Political Science Association, da International Association of Judicial Methodology. Integrou (2004) o Conselho Estadual de Cultura do Estado do Rio de Janeiro.
 
Eis o seu artigo, datado do passado dia 17 de Julho de 2017:

 
Por que Lula? por Roberto Amaral
“Sem surpresa, o País recebeu a anunciada condenação de Lula, sentença que já estava pronta antes mesmo da mal articulada denúncia do Ministério Público Federal, antes mesmo do julgamento na ‘República de Curitiba’, pois, antes de tudo, estava lavrada pelas classes dominantes – os rentistas da Avenida Paulista, as "elites" alienadas, a burguesia preconceituosa, um empresariado sem vínculos com os destinos do povo e de seu país. Uma "elite" movida pelo ódio e pela inveja que alimenta a vendeta. Denúncia, julgamento, condenação constituem uma só operação política, cujo objetivo é avançar mais um passo na consolidação do golpe em progresso iniciado com a deposição da presidenta Dilma Rousseff.
Tomado de assalto o poder, cumpriria agora destruir eleitoralmente a esquerda, numa ofensiva que lembra a ditadura instalada em 1964. Para destruir a esquerda é preciso destruir seu principal símbolo, assim como para destruir o trabalhismo caberia destruir o melhor legado de Getúlio Vargas. Não por mera coincidência, o dr. Sérgio Moro decidiu dar à luz a sentença a ele encomendada no dia seguinte em que o Senado Federal violentava a Consolidação das Leis do Trabalho. 
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Desinformando e formando opinião, exaltando seus apaniguados e difamando aqueles que considera seus inimigos, inimigos de classe, a grande imprensa brasileira promove o cerco político, e tece as base da ofensiva ideológica unilateral, porque produto de um monólogo.
Essa imprensa – um oligopólio empresarial, um monopólio político-partidário-ideológico e na verdade o principal partido da direita – que exigiu e obteve a condenação de Lula (e presentemente tenta justificá-la, embora carente de argumentos) recebeu com rojões juninos a sentença encomendada, mas logo se enfureceu porque Lula recusou o cadafalso político e anunciou sua candidatura à presidência.
Ora, dizem os editoriais, os articulistas, os colaboradores, dizem os "cientistas" políticos do sistema, Lula não pode ser candidato, o que revela a motivação da sentença. Já há "cientistas" exigindo que o TRF-4, em Porto Alegre, confirme sem tardança a condenação, e "filósofos" anunciando que a candidatura Lula é um desserviço à democracia (ela que lidera todas as pesquisas de intenção de voto) porque "polarizaria" o debate e as eleições. Doria, não. Bolsonaro, não. Caiado, não. Alckmin tampouco polariza. Mas Lula, sim; por isso precisa ser defenestrado. 
A "vênus de prata" já começou a campanha visando à condenação de Lula na segunda instância, e o Estadão (edição de 14 último) anuncia que o "Supremo deve manter condenação de Lula”.      
Somos testemunhas da tentativa de revanche da direita brasileira. Impedir a candidatura Lula é a defesa prévia ante a ameaça de a população demolir o golpe com as eleições de 2018.
O fato de o libelo (e jamais sentença) de Moro ser obra conhecida, segredo de polichinelo, não releva seu caráter mesquinho e iníquo, ademais de sua inépcia jurídica, desnudada. Do ponto de vista do direito, a "sentença" é um mostrengo e se fundamenta em ilações, presunções, talvez "convicções", artifícios de raciocínio em conflito com a lógica.
Contrariando o direito, que só conhece propriedade e posse, o juiz inventa a figura do "proprietário de fato". A propriedade, segundo nosso Código Civil, se prova mediante o registro em Cartório, mas para acusar Lula se aceita que uma simples delação do proprietário real seja recebida como transferência, e como esse proprietário supostamente doador, empreiteiro respondendo a processos, é usufrutuário de falcatruas, conclui o juiz açodado que o apartamento deve ter sido dado em retribuição a alguma facilidade propiciada pelo ex-presidente, trata-se, portanto, de uma propina. E se é propina, Lula é agente passivo de corrupção.
E por tais caminhos sinuosos, mediante tal exercício de lógica pedestre, condena à cadeia o ex-presidente, para puni-lo, evidentemente, mas para punir antes de tudo com a decretação de sua inelegibilidade. É disto que se trata. Não cabe, pois, discutir a gramática processualística, simples apoio formal de uma decisão eminentemente política, e, do ponto de vista político, um golpe preventivo em face das eleições de 2018, das quais previamente e precatadamente se elimina o candidato que lidera as pesquisas de intenção de voto. É preciso abater esse candidato, pelo que ele simboliza. E assim, e só assim, as eleições poderão realizar-se, disputada a presidência entre Francisco e Chico.
Como temos insistido, às forças do atraso não bastava o impeachment de Dilma Rousseff, pois, o projeto em andamento é a implantação de um regime de exceção jurídica voltado para a desmontagem de um projeto de Estado social, mal enunciado. E um regime com tais características e com tais propósitos jamais alçaria voo dependendo do apoio popular. Daí o golpe. À sua execução se entregou o Congresso, sem ouvidos para as vozes das ruas, surdo em face dos interesses do País e de seu povo, desapartado da representação popular, a serviço do mercado, como tonitrua, sem pejo,  o atual presidente da Câmara.
A eliminação de Lula é, pois, a conditio sine qua non do novo sistema para manter o calendário eleitoral, pois as eleições, para serem realizadas, não poderão importar em risco. De uma forma ou de outra, trata-se de um golpe, afastando-se uma vez mais do povo o direito de escolher seus dirigentes.  
A identificação de Lula como alvo da reação não é gratuita, nem fato isolado. Lula de há muito transcendeu os limites de eventual projeto pessoal, é mais do que um ex-presidente da República, e é muito mais que fundador e presidente do PT. Independentemente de sua vontade e da vontade de seus inimigos, é, para além  de sua popularidade, o mais destacado ícone da esquerda e das forças populares brasileiras. Lula é, hoje, e em que pesem suas contradições, um símbolo, um símbolo da capacidade de nosso povo fazer-se agente de sua História. É um símbolo das possibilidades de o ser humano vencer suas circunstâncias, romper com as contingências e fazer-se ator. Simboliza a potência do povão, do povo-massa, dos "de baixo", dos filhos da Senzala como sujeitos históricos. Simboliza a possibilidade de o homem comum, um operário, romper com as amarras da sociedade de classes, racista e preconceituosa, e liderá-la num projeto de construção de uma sociedade em busca de menos desigualdade social. Por isso é amado e odiado.
Símbolos assim constituem instrumentos de importância capital nos confrontos políticos por sua capacidade de emocionar e mobilizar multidões. Símbolos deste tipo não surgem como frutos do acaso nem se multiplicam facilmente, nem se constroem da noite para o dia. Emergem em circunstâncias especiais, atendendo a demandas concretas da sociedade. São construídos ao longo de certo tempo de provação, de testes dolorosos, como ocorre com os heróis clássicos, percebidos pela comunidade como portadores de virtudes.
O símbolo Lula não é produto do acaso, nem consequência de um projeto individual. Trata-se do fruto histórico resultante do encontro do movimento sindical com as lutas populares, construindo a primeira liderança política brasileira que emergiu do proletariado, do chão de fábrica, para a Presidência da República. Um feito de dificílima repetição, neste país aferrado ao autoritarismo conservador.   
É contra esse instrumento da luta política de massa que se arma a prepotência das classes dominantes brasileiras, filhas do escravismo, incuravelmente reacionárias, incuravelmente atrasadas, presas à ideologia da Casa Grande, desapartadas dos interesses do povo e da nação, descomprometidas com o futuro do país.
Ao abater Lula, pretende a direita brasileira dizer que o povo – no caso um ex-imigrante do Nordeste profundo, sobrevivente da fome, um ex-metalúrgico, um brasileiro homem-comum, um dos nossos –, não pode ter acesso ao Olimpo reservado aos donos do poder. É um "chega prá-lá", um "conheça o seu lugar", um "não se atreva", um "veja com quem está falando".
 A condenação de Lula tem o objetivo de barrar a emergência das massas, barrar os interesses da nação, barrar o avanço social, barrar o ideal de um Brasil desenvolvido e justo. Visa a barrar não o lulismo, mas todo o movimento popular brasileiro. Quer deter não apenas o PT, mas todas as organizações políticas do espectro popular (que não se enganem a esse respeito aqueles que sonham em crescer nos eventuais escombros do lulopetismo).

A defesa de Lula, a partir de agora, não é uma tarefa, apenas, de seu partido e dos seus seguidores. Ela representa, hoje, a defesa da democracia. É só a primeira batalha, pois muitas nos aguardam até 2018".  

segunda-feira, 3 de julho de 2017

ALCATEIA



A verdadeira natureza do CDS e do PSD é a que aí está, na miserável tentativa de aproveitamento político de quem morreu  num incêndio de verão; nesse desbragado saborear do roubo de armas num paiol do exército, que procuram somar rasteiramente  aos cidadãos que morreram.

Aflitos pelo esquálido apoio popular que lhe sugeriam as sondagens, os “crísticos” do CDS  e os “coelhosos” do PSD agarraram-se a uma desgraça e a um roubo, como duas bóias de salvação, para  através delas poderem atacar e desgastar o Governo.

Uma estranha alcateia de plumitivos graves, de inesperados especialistas todo o terreno, de carpideiras zelosas e de hienas piedosas, associa-se à direita encartada num enjoativo festival de imputações rápidas, ansiosas por decretarem em praça pública o linchamento sumário deste governo.

Esta não é a sociedade que o povo de esquerda almeja,  esta não é a nossa sociedade; por isso é preciso melhorá-la, tornando-a outra. Isso não impede que seja nossa responsabilidade responder com eficácia às adversidades que nela ocorram e construir uma solidariedade que atenue o sofrimento das possíveis  vítimas dos seus defeitos. 

É nossa responsabilidade como partes do povo de esquerda, como apoiantes deste  governo, como cidadãos que lutam por um futuro mais justo. E naturalmente responsabilidade do nosso Governo, deste governo. Por isso, sendo quanto a ele total a solidariedade que lhe devemos, é também total , em face dos seus deveres, a nossa exigência.

Solidariedade e exigência eis o que devemos a este governo. Quanto à segurança das pessoas e quanto à segurança das armas. Estas vítimas, quaisquer vítimas, os seus entes queridos e os seus amigos, merecem o nosso respeito e a nossa tristeza. Não lhos regateamos. Merecem solidariedade e apoio. Não podemos deixar que lhes faltem.

Mas não podemos sofrer  quando há  vítimas  por causa de um incêndio, mas ignorá-las se morrerem às mãos da exclusão social gerada por uma sociedade desigual, às mãos da pobreza. Queremos uma sociedade que faça diminuir todos os riscos para todos os tipos de vítimas, não apenas para alguns. Não lamentamos algumas vítimas para apagarmos a culpa de causarmos outras. Não ficcionamos o paroxismo da indignação quanto às vítimas dos incêndios, para compensarmos a nossa defesa de uma sociedade desigual que condena os mais desfavorecidos a uma exposição permanente à desgraça.

A direita é a conservação das desigualdades que temos, da injustiça estrutural da sociedade. Em muitos casos, chora no imediato por causa das consequências a longo prazo  do modelo de sociedade que defende. A esquerda só tem razão de ser como insurreição contra a injustiça e como solidariedade permanente em face das suas vítimas. A direita, no caso em apreço, procura aproveitar-se da existência de vítimas para conseguir o que não consegue de outra maneira. Em contraponto, o dever deste governo, tal como de todo o povo de esquerda, é praticar uma solidariedade plena em face das vítimas do incêndio, bem como de todas as outras vítimas e pugnar para, no futuro, minorar acidentes e sofrimento.


O CDS , o PSD e a alcateia que os segue têm mostrado o que são e quem são. Por isso, socialistas, gente do PS, não nos esqueçamos. Aprendamos de uma vez por todas que com gente desta não se fazem acordos políticos. Nunca!