O jornal argentino Página 12 publicou recentemente uma entrevista
ao economista João Pedro Stedile,
dirigente histórico do Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra. Feita em Brasília, pelo jornalista Dario Pignotti, ela incide sobre as
eleições brasileiras, que vão decorrer amanhã, sobre o seu contexto e as
perspetivas que podem abrir.
Pode ajudar-nos a compreender o que
está em causa nas eleições de amanhã o que nos vai dizer um dirigente popular e emancipatório, em consonância
com o essencial dos objectivos do PT ( partido de Lula e de Dilma), bem como
com o designio esencial do actual governo, mas contudo independente, em face de
um e de outro, por fidelidade à natureza e aos objetivos do movimiento de que é
um dos líderes mais marcantes.
A incerteza quanto aos resultados mantém-se. Não é impossível Dilma vencer
à primeira volta, mas se houver segunda volta a sua vitória não está desde já adquirida,
embora seja provável. Nos últimos días tem também surgido incerteza quanto ao
candidato que disputará com Dilma numa eventual segunda volta. Antes Marina
Silva parecía ter vantagem, mas Aécio Neves tem vindo a aproximar-se dela nas mais
recentes sondagens.
Sigamos então o texto de Dario Pignotti e a correspondente
entrevista ao líder dos “sem terra”:
“João Pedro Stédile, dirigente
histórico del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra, plantea que
los gobiernos de Dilma Rousseff, candidata a la reelección, y Luiz Inácio Lula
da Silva “fueron importantes para contener al neoliberalismo” a fuerza de
redistribuir un Estado jibarizado en la década del ’90. Para el referente del
mayor movimiento social brasileño, la opositora Marina Silva ,
que irrumpió en la campaña como favorita hace dos meses, dilapidó sus chances
de imponerse en los comicios presidenciales en los que Dilma se perfila como
favorita.
Una encuesta de Datafolha publicada
ayer por la noche indica que la mandataria tiene el 40 por ciento de las
intenciones de voto contra el 24 de la ambientalista Silva
y el 21 de Aécio Neves, del Partido de la Socialdemocracia
Brasileña. Si la candidata del Partido de los Trabajadores
venciera este domingo, o en el ballottage del 26 de octubre, se verá obligada a
revisar la alianza en la que se apoyó para gobernar y aplicar un modelo
“neodesarrollista”, observó el economista Stédile en diálogo con Página/12.
–¿En estas elecciones
se somete a votación la gestión de Dilma o lo hecho en los tres gobiernos
petistas?
–Los gobiernos de Lula y Dilma fueron
el resultado de una amplia coalición de fuerzas sociales y políticas, con todas
las clases, las burguesías financiera e industrial, el agronegocio, la clase
media, los trabajadores, los campesinos y los brasileños más pobres. Fueron
gobiernos importantes para contener al neoliberalismo, permitieron llevar
adelante un programa neodesarrollista, basado en el trípode compuesto por la
revalorización del papel del Estado, del crecimiento de la economía basado en
la actividad industrial y la redistribución de la renta. Esos gobiernos
de composición de clases llevaron adelante un programa que ya no es viable,
aquel pacto se rompió y parte de la burguesía apoya a la oposición. Luego
de doce años de gobiernos petistas no existen condiciones objetivas, internas y
externas, para renovar ese pacto. Los gobiernos de Lula y Dilma transcurrieron
en un período de retroceso del movimiento de masas y reflujo de las
organizaciones de la clase trabajadora.
Si se ganaron las últimas tres
elecciones esto fue porque parte de la burguesía se dividió y el PT, el mayor
partido de la izquierda electoral, no tuvo la voluntad política de realizar un
trabajo de formación política e ideológica. No hubo un proceso de ampliación de
la participación popular en los gobiernos del PT, y es por esto que enfrentamos
una crisis ideológica y la crisis del modelo de representación que generó las
manifestaciones de junio del año pasado.
–En caso de
ballottage, ¿cuál será el rol de Lula en la campaña?
–Considero que Lula es importante para
fortalecer la identidad del voto por Dilma, en los trabajadores y los más
pobres. Lula sigue siendo el mayor líder popular del país, por toda su
trayectoria, y por tanto su peso es decisivo. Esto quedó demostrado en las
iniciativas, como el acto reciente en Río de Janeiro de defensa de Petrobras
como empresa pública, en defensa de que el petróleo sea explotado en beneficio
del pueblo.
–¿Cómo imagina un
segundo mandato de Dilma?
–Creo que lo que ocurra en el segundo
mandato no depende sólo de la voluntad de Dilma, todo presidente depende de la
correlación de fuerzas en la que se inscribe su gobierno y la capacidad de
movilización social. Como ya dijimos antes, ella deberá cambiar alianzas porque
el programa neodesarrollista dejó de ser viable y por eso parte de la burguesía
que la apoyó ahora está con Aécio o Marina. Dilma deberá dar respuesta a la
demanda de cambios profundos, estructurales en el sistema tributario, en el
actual modelo económico de superávit primario que deberá ser cambiado por otro
que destine ese dinero a las políticas de educación, salud, vivienda,
transporte público de calidad, la reforma agraria.
–Las protestas de
2013 fueron un punto de inflexión, ¿considera que habrá otras?
–Uno puede esperar que se retomen las
movilizaciones de masa a favor de los cambios y que la burguesía se oponga a
éstos, endureciendo su tono opositor aferrándose a los privilegios que todavía
detenta y exigiendo un realineamiento económico con Estados Unidos. El próximo gobierno
será un período de disputas y si Dilma no opta por una inflexión clara hacia el
cambio tendremos cuatro años de crisis políticas e inestabilidad.
–El MST, los
sindicatos y otros movimientos recogieron casi 8 millones de firmas por la
reforma política. ¿Cuál es su balance?
–El plebiscito popular fue un
acontecimiento de pedagogía política de masas para provocar el debate sobre la
reforma política, para superar la crisis de representación que enfrentamos.
Luego de esta fase vamos a trabajar por la realización de un plebiscito legal
para la concreción de una reforma política a través de una asamblea
constituyente. Por suerte, los principales líderes populares como Lula
comparten la idea de que sin una constituyente no es posible lograr una reforma
política, y sin ella el próximo gobierno va a quedar de manos atadas y el
pueblo volverá a salir a la calle, pero más indignado que en 2013.
–Marina Silva emergió
como la representante de los disconformes de 2013, pero esa imagen parece
haberse derretido. ¿Es así?
–Marina no puede ser considerada una
líder popular, con raíces en la lucha de masas, hay que recordar que su
trayectoria política fue construida en la vida institucional, ella fue
concejal, senadora y ministra. Marina no tiene una formación política lo
suficientemente sólida para encabezar un proceso de cambios profundos y por eso
su discurso cambia según las circunstancias. Esta inconsistencia hizo que la
juventud que la vio como una alternativa ya cambió de voto.
–¿Marina y Aécio
Neves son los candidatos de los banqueros?
–Con un capitalismo cada vez más
internacionalizado y hegemonizado por el sector financiero y las corporaciones
transnacionales, las elecciones están cada vez más influenciadas por
representantes del capital internacional. La candidatura de Aécio Neves
representa a fuerzas sociales que quieren el retorno puro y simple del
neoliberalismo y de la política sumisa con Estados Unidos. Marina representa a
fuerzas dispersas con bajo nivel de organización política, y con el clima
emocional causado por la muerte del candidato Eduardo Campos ( el 13
agosto de 2014) aumentó sus posibilidades pero esto atrajo hacia ella
oportunistas de todo tipo, venidos de la derecha, de centro y algunos
ambientalistas. No creo en la posibilidad, de una victoria de Marina, porque
estimo que no logrará reunir tras de sí a fuerzas sociales y populares
suficientes.
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