Num alpinismo trágico, os anões políticos que dirigem a União Europeia, por intermédio do Partido Popular Europeu, sobem a enorme montanha da sua própria mediocridade. Hesitam, entre a óbvia solidariedade entre os povos da União, rumo a um destino comum e a projecção da sua pequenez prospectiva, rumo a uma coisa esquisita que ora parece ser o arremedo de um império que não conseguiu existir, ora parece ser uma simples sombra dos poderes económicos de facto. Amanuenses de uma numerologia estranha legitimam esforçadamente essa deriva suicidária, como se fizessem ciência num laboratório infalível. Desobediente, a realidade ignora-os.
Numa ópera cómica de salamaleques e sorrisos, para que as câmaras televisivas os registem, confiantes, os anões políticos que dirigem a União Europeia por intermédio do Partido Popular Europeu, reflectem a ilusão que em parceria com o amigo americano são ainda o centro do mundo. Não são. E se os povos europeus continuarem adormecidos e a esquerda continuar a partilhar-se entre a revolução impossível e a renúncia em assumir-se como renovado rosto de um mundo diferente, todos eles dispersos por futuros demasiado fragmentados para terem uma energia transformadora, a Europa pode estar a caminhar para uma irrelevância melancólica. Talvez possa vir a ser estudada no futuro no seio de uma grande Eurásia, como nós estudamos hoje as ruínas romanas. É pouco, porque se essa voragem destruidora se consumar, serão os povos europeus a ficar murchos, como resquícios da História.
Tudo isto vem a propósito, de um acontecimento que acaba de ocorrer em Caracas, onde nasceu uma organização dos povos de toda a América do Sul e das Caraíbas, com a ausência propositada dos USA e do Canadá. Um novo protagonista continental que vinha paulatinamente a assumir-se deu agora um importante passo em frente. E este é um dado novo na cena política mundial, com óbvios reflexos no relacionamento da União Europeia com o resto do mundo.
Para vos transmitir uma ideia do que se passou e do seu significado vou transcrever dois textos publicados no diário argentino Página /12. O primeiro da jornalista e comentadora política argentina Nora Veiras, enviado de Caracas, intitulado “Una oportunidad para ser protagonistas”; o segundo da autoria de um outro jornalista e comentador político argentino Martín Granovsky intitulado, “La Celac en diez claves”.
Numa ópera cómica de salamaleques e sorrisos, para que as câmaras televisivas os registem, confiantes, os anões políticos que dirigem a União Europeia por intermédio do Partido Popular Europeu, reflectem a ilusão que em parceria com o amigo americano são ainda o centro do mundo. Não são. E se os povos europeus continuarem adormecidos e a esquerda continuar a partilhar-se entre a revolução impossível e a renúncia em assumir-se como renovado rosto de um mundo diferente, todos eles dispersos por futuros demasiado fragmentados para terem uma energia transformadora, a Europa pode estar a caminhar para uma irrelevância melancólica. Talvez possa vir a ser estudada no futuro no seio de uma grande Eurásia, como nós estudamos hoje as ruínas romanas. É pouco, porque se essa voragem destruidora se consumar, serão os povos europeus a ficar murchos, como resquícios da História.
Tudo isto vem a propósito, de um acontecimento que acaba de ocorrer em Caracas, onde nasceu uma organização dos povos de toda a América do Sul e das Caraíbas, com a ausência propositada dos USA e do Canadá. Um novo protagonista continental que vinha paulatinamente a assumir-se deu agora um importante passo em frente. E este é um dado novo na cena política mundial, com óbvios reflexos no relacionamento da União Europeia com o resto do mundo.
Para vos transmitir uma ideia do que se passou e do seu significado vou transcrever dois textos publicados no diário argentino Página /12. O primeiro da jornalista e comentadora política argentina Nora Veiras, enviado de Caracas, intitulado “Una oportunidad para ser protagonistas”; o segundo da autoria de um outro jornalista e comentador político argentino Martín Granovsky intitulado, “La Celac en diez claves”.
*** *** ***
Nora Veiras
1.“Una oportunidad para ser protagonistas"
“Estamos poniendo la piedra fundamental de la unidad, la independencia y el desarrollo de Latinoamérica.” Hugo Chávez se enfervorizó frente a la treintena de presidentes de la región que lo escuchaban en la inmensa sala del Teatro Teresa Carreño. Como anfitrión inauguró la primera Cumbre de Estados de Latinoamérica y el Caribe (Celac). El nuevo organismo nace haciendo propia la cláusula democrática de la Unasur y respaldando el reclamo de la Argentina sobre la soberanía en las Islas Malvinas. El venezolano recorrió los vínculos con cada país de la región y reforzó los gestos de afecto hacia Cristina Kirchner. “Ayer le rendimos tributo a Néstor Kirchner, a ese campeón de la unidad. Viste, Cristina, que no se fue ni se irá ese gran compañero”, repitió y otra vez la emoción contenida afloró en el rostro de la Presidenta. Los tres mil invitados se pusieron de pie unidos en un aplauso. Más allá de los sentimientos, a su turno la Presidenta argentina abogó por que se creen “mecanismos concretos de integración” en la región para potenciar “una oportunidad histórica de convertirnos en grandes protagonistas del siglo XXI”.
La Presidenta señaló que “de los 33 países de la Celac, doce integran la Aladi y lo cierto es que nuestros países tienen un comercio intrarregional de apenas el 16 por ciento mientras que el 84 por ciento de exportaciones/importaciones se realiza fuera de nuestros países”. Cristina Kirchner se solidarizó con la lucha contra el narcotráfico y reclamó que la región se ocupe en generar mecanismos para indagar sobre el lavado de dinero y los países consumidores porque “parece que América latina se queda con los muertos y las armas, y con la droga y con el dinero se quedan otros”. Abogó por la coordinación de los organismos regionales y consideró que la integración se va agrandando en anillos: primero el Mercosur, luego la Unasur y ahora la Celac.
También resaltó ante los presidentes latinoamericanos que el encuentro se realizaba “en un marco de crisis inimaginable”, por lo que pidió tomar medidas para que la situación no impacte en la región. “Tenemos una oportunidad única como productores de alimentos para afianzarnos en el mundo, no se trata sólo de hacer catarsis. Somos 598 millones de personas, un mercado más que apetecible”, indicó.
Otro párrafo fue para Malvinas, cuando agradeció el nuevo apoyo recibido aunque sostuvo que no era sólo una causa argentina sino global, dado que el país padecía la intransigente postura británica, “una potencia que tiene poder de veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas”. En ese marco, se trataba de “un asunto de relación de fuerzas en el mundo”.
La Presidenta estaba en Caracas desde el miércoles por la noche, dado que el jueves tuvo un encuentro bilateral con Chávez. Por eso, luego de su intervención en la Celac, emprendió el regreso a la Argentina y hoy será reemplazada por el canciller Héctor Timerman, tanto en el cierre de la cumbre como en el plenario de la Unasur.
Acto
“Somos un mismo continente, con una misma alma”, dijo, parafraseando a José Martí, Felipe Calderón, el titular saliente del Grupo Río que se fusiona con la Cumbre de América latina y el Caribe (CAL) para darle vida a la Celac. El mandatario mexicano, un hombre de centroderecha, felicitó a Chávez por la convocatoria para el lanzamiento del nuevo organismo.
El secretario general de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), Carlos “Chacho” Alvarez, consideró que “los latinoamericanos estamos empezando a construir nuestra propia historia. Es el principio del fin de una historia de América latina que empezó con la Doctrina Monroe, aquella de ‘América para los americanos’. Ahora es ‘Latinoamérica para los latinoamericanos’. Eramos el trasero de un mundo dominado por un poder hegemónico, hoy hay un mundo multipolar. América latina empieza a ser un sujeto de esa historia, deja de ser un objeto dominado. América latina es parte de la reconfiguración de un nuevo orden mundial y económico”.
Siempre gozando con la provocación, Chávez señaló: “Acá nos estamos uniendo los regulares y los irregulares. Le dije a Dilma (Rousseff) que ella era revolucionaria y llegó escoltada por una generala. Yo soy regular y un poco irregular, Daniel Ortega (Nicaragua) era irregular y ahora es regular. Raúl Castro (Cuba) es irregular, regular, es un poco de todo”. Aludió así al origen guerrillero de algunos mandatarios y a cómo se ha ido forjando una historia común. Le mandó saludos a Fidel Castro, contó cómo lo convenció para que se tratara: “Me dijo. ‘Tú escoges: la cumbre o la vida, como revolucionario no tienes opción, tienes que escoger la vida, la cumbre puede esperar’. Así iniciamos la intervención, la internación, la quimioterapia. Por eso la cumbre no se hizo en junio y se hace ahora”.
El venezolano saludó a “esas dos gigantas”, Dilma y Cristina, y siguió alabando a sus invitados. Antes de partir hacia el fuerte militar Tiuna donde comenzaría el plenario, escucharon a la Orquesta Sinfónica Juvenil de Venezuela. “Antes al Teresa Carreño sólo podías entrar si tenías visa, el pueblo no lo conocía”, contaban cronistas locales.
Cambio de época
El inmenso predio que ocupa el Tiuna fue el lugar donde en 2002 Chávez fue detenido tras el golpe de Estado que lo sacó del poder. Ayer, en ese mismo lugar recibió a sus pares de América latina. Las salas del regimiento equiparan la inmensidad de las salas brasileñas y los presidentes se fueron ubicando a una distancia que desdibujaban los rostros. Chávez divisó a Fernando Lugo de Paraguay y le anunció: “Estás invitado a una cumbre que viene pronto, la de los que vencimos el cáncer. La convoca Dilma, ella es la primera”.
Chávez le dio la palabra a Rousseff. “Estamos en condiciones de crear un hecho político y económico de gran envergadura en la región. Hoy asumimos esa responsabilidad política y como ciudadanos de América latina la responsabilidad de poner en marcha este foro.” La presidenta de Brasil advirtió que “la crisis mundial está en el centro de las preocupaciones de la Celac. Son reales los temores de una recesión global. A pesar de ser originada en países desarrollados y que adoptan políticas que fracasaron en los ’80 y los ’90, pueden tener efectos muy fuertes en la economía internacional. Debemos responder con un nuevo paradigma: mantener el crecimiento en nuestros países con inclusión y justicia social y con la creación de empleos de calidad”.
Chávez apeló a las cifras de la Cepal sobre la región –31 por ciento de reservas de biocombustibles, 13 de reservas de petróleo, 47 de producción de cobre, 48 de producción de soja, 31 de carne y 23 por ciento de leche– para reforzar su potencial. El colombiano Juan Manuel Santos definió “la pobreza y el narcotráfico como los enemigos a combatir”. Reivindicó el nuevo foro, pero advirtió el riesgo de que “aceleremos pero no avancemos”.
“Un día como hoy, hace 55 años –tú no habías nacido, Rafael (Correa)– Raúl Castro desembarcaba en el Granma en Cuba”, recordó Chávez al darle la palabra. El presidente cubano destacó “el hecho trascendental” de formación de la Celac. Señaló que “no tenemos un ideario homogéneo ni coincidencias ideológicas totales, pero sí la decisión de trabajar en respeto y cooperación”. Castro advirtió que “hay 180 millones de pobres y 72 millones en extrema pobreza en América latina, es una tragedia que debemos combatir”. Mientras Castro hablaba empezó a escucharse el “bombazo”, un ruido ensordecedor organizado por el chavismo para contrarrestar el “cacerolazo” que había anunciado la oposición para opacar la cumbre.
La noche avanzaba y los presidentes seguían analizando el escenario regional e internacional. Hoy culmirá la cumbre y sesionará la Unasur".
**************************************************
***************************************************
Martín Granovsky
Nora Veiras
1.“Una oportunidad para ser protagonistas"
“Estamos poniendo la piedra fundamental de la unidad, la independencia y el desarrollo de Latinoamérica.” Hugo Chávez se enfervorizó frente a la treintena de presidentes de la región que lo escuchaban en la inmensa sala del Teatro Teresa Carreño. Como anfitrión inauguró la primera Cumbre de Estados de Latinoamérica y el Caribe (Celac). El nuevo organismo nace haciendo propia la cláusula democrática de la Unasur y respaldando el reclamo de la Argentina sobre la soberanía en las Islas Malvinas. El venezolano recorrió los vínculos con cada país de la región y reforzó los gestos de afecto hacia Cristina Kirchner. “Ayer le rendimos tributo a Néstor Kirchner, a ese campeón de la unidad. Viste, Cristina, que no se fue ni se irá ese gran compañero”, repitió y otra vez la emoción contenida afloró en el rostro de la Presidenta. Los tres mil invitados se pusieron de pie unidos en un aplauso. Más allá de los sentimientos, a su turno la Presidenta argentina abogó por que se creen “mecanismos concretos de integración” en la región para potenciar “una oportunidad histórica de convertirnos en grandes protagonistas del siglo XXI”.
La Presidenta señaló que “de los 33 países de la Celac, doce integran la Aladi y lo cierto es que nuestros países tienen un comercio intrarregional de apenas el 16 por ciento mientras que el 84 por ciento de exportaciones/importaciones se realiza fuera de nuestros países”. Cristina Kirchner se solidarizó con la lucha contra el narcotráfico y reclamó que la región se ocupe en generar mecanismos para indagar sobre el lavado de dinero y los países consumidores porque “parece que América latina se queda con los muertos y las armas, y con la droga y con el dinero se quedan otros”. Abogó por la coordinación de los organismos regionales y consideró que la integración se va agrandando en anillos: primero el Mercosur, luego la Unasur y ahora la Celac.
También resaltó ante los presidentes latinoamericanos que el encuentro se realizaba “en un marco de crisis inimaginable”, por lo que pidió tomar medidas para que la situación no impacte en la región. “Tenemos una oportunidad única como productores de alimentos para afianzarnos en el mundo, no se trata sólo de hacer catarsis. Somos 598 millones de personas, un mercado más que apetecible”, indicó.
Otro párrafo fue para Malvinas, cuando agradeció el nuevo apoyo recibido aunque sostuvo que no era sólo una causa argentina sino global, dado que el país padecía la intransigente postura británica, “una potencia que tiene poder de veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas”. En ese marco, se trataba de “un asunto de relación de fuerzas en el mundo”.
La Presidenta estaba en Caracas desde el miércoles por la noche, dado que el jueves tuvo un encuentro bilateral con Chávez. Por eso, luego de su intervención en la Celac, emprendió el regreso a la Argentina y hoy será reemplazada por el canciller Héctor Timerman, tanto en el cierre de la cumbre como en el plenario de la Unasur.
Acto
“Somos un mismo continente, con una misma alma”, dijo, parafraseando a José Martí, Felipe Calderón, el titular saliente del Grupo Río que se fusiona con la Cumbre de América latina y el Caribe (CAL) para darle vida a la Celac. El mandatario mexicano, un hombre de centroderecha, felicitó a Chávez por la convocatoria para el lanzamiento del nuevo organismo.
El secretario general de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), Carlos “Chacho” Alvarez, consideró que “los latinoamericanos estamos empezando a construir nuestra propia historia. Es el principio del fin de una historia de América latina que empezó con la Doctrina Monroe, aquella de ‘América para los americanos’. Ahora es ‘Latinoamérica para los latinoamericanos’. Eramos el trasero de un mundo dominado por un poder hegemónico, hoy hay un mundo multipolar. América latina empieza a ser un sujeto de esa historia, deja de ser un objeto dominado. América latina es parte de la reconfiguración de un nuevo orden mundial y económico”.
Siempre gozando con la provocación, Chávez señaló: “Acá nos estamos uniendo los regulares y los irregulares. Le dije a Dilma (Rousseff) que ella era revolucionaria y llegó escoltada por una generala. Yo soy regular y un poco irregular, Daniel Ortega (Nicaragua) era irregular y ahora es regular. Raúl Castro (Cuba) es irregular, regular, es un poco de todo”. Aludió así al origen guerrillero de algunos mandatarios y a cómo se ha ido forjando una historia común. Le mandó saludos a Fidel Castro, contó cómo lo convenció para que se tratara: “Me dijo. ‘Tú escoges: la cumbre o la vida, como revolucionario no tienes opción, tienes que escoger la vida, la cumbre puede esperar’. Así iniciamos la intervención, la internación, la quimioterapia. Por eso la cumbre no se hizo en junio y se hace ahora”.
El venezolano saludó a “esas dos gigantas”, Dilma y Cristina, y siguió alabando a sus invitados. Antes de partir hacia el fuerte militar Tiuna donde comenzaría el plenario, escucharon a la Orquesta Sinfónica Juvenil de Venezuela. “Antes al Teresa Carreño sólo podías entrar si tenías visa, el pueblo no lo conocía”, contaban cronistas locales.
Cambio de época
El inmenso predio que ocupa el Tiuna fue el lugar donde en 2002 Chávez fue detenido tras el golpe de Estado que lo sacó del poder. Ayer, en ese mismo lugar recibió a sus pares de América latina. Las salas del regimiento equiparan la inmensidad de las salas brasileñas y los presidentes se fueron ubicando a una distancia que desdibujaban los rostros. Chávez divisó a Fernando Lugo de Paraguay y le anunció: “Estás invitado a una cumbre que viene pronto, la de los que vencimos el cáncer. La convoca Dilma, ella es la primera”.
Chávez le dio la palabra a Rousseff. “Estamos en condiciones de crear un hecho político y económico de gran envergadura en la región. Hoy asumimos esa responsabilidad política y como ciudadanos de América latina la responsabilidad de poner en marcha este foro.” La presidenta de Brasil advirtió que “la crisis mundial está en el centro de las preocupaciones de la Celac. Son reales los temores de una recesión global. A pesar de ser originada en países desarrollados y que adoptan políticas que fracasaron en los ’80 y los ’90, pueden tener efectos muy fuertes en la economía internacional. Debemos responder con un nuevo paradigma: mantener el crecimiento en nuestros países con inclusión y justicia social y con la creación de empleos de calidad”.
Chávez apeló a las cifras de la Cepal sobre la región –31 por ciento de reservas de biocombustibles, 13 de reservas de petróleo, 47 de producción de cobre, 48 de producción de soja, 31 de carne y 23 por ciento de leche– para reforzar su potencial. El colombiano Juan Manuel Santos definió “la pobreza y el narcotráfico como los enemigos a combatir”. Reivindicó el nuevo foro, pero advirtió el riesgo de que “aceleremos pero no avancemos”.
“Un día como hoy, hace 55 años –tú no habías nacido, Rafael (Correa)– Raúl Castro desembarcaba en el Granma en Cuba”, recordó Chávez al darle la palabra. El presidente cubano destacó “el hecho trascendental” de formación de la Celac. Señaló que “no tenemos un ideario homogéneo ni coincidencias ideológicas totales, pero sí la decisión de trabajar en respeto y cooperación”. Castro advirtió que “hay 180 millones de pobres y 72 millones en extrema pobreza en América latina, es una tragedia que debemos combatir”. Mientras Castro hablaba empezó a escucharse el “bombazo”, un ruido ensordecedor organizado por el chavismo para contrarrestar el “cacerolazo” que había anunciado la oposición para opacar la cumbre.
La noche avanzaba y los presidentes seguían analizando el escenario regional e internacional. Hoy culmirá la cumbre y sesionará la Unasur".
**************************************************
***************************************************
Martín Granovsky
2. La Celac en diez claves
"En un mundo que transita hacia no se sabe qué, y tampoco cómo ni cuándo, la primera cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac) es una buena noticia para Sudamérica.
La creación de la Celac, en 2010, fue una iniciativa impulsada por Brasil cuando era presidente Luiz Inácio Lula da Silva que la Argentina apoyó con entusiasmo y el venezolano Hugo Chávez acaba de aprovechar con habilidad en medio del cáncer y a 10 meses de las elecciones presidenciales del 7 de octubre.
El sistema planetario y la futurología son malos compañeros. Antes que definir cómo será la Celac dentro de 20 o 30 años parece más útil mostrar algunas claves de su debut en Caracas.
Clave uno. La Celac no sustituye a la Unasur, la Unión Sudamericana de Naciones creada en 2004, relanzada en 2007 y consagrada en su eficacia regional con la secretaría ejecutiva de Néstor Kirchner en 2010. En términos políticos la Unasur sigue siendo el núcleo homogéneo y, como tal, fue el motor de la Celac. Al impulsar el nuevo organismo, brasileños y argentinos se cuidaron de no diluir a la Unasur, así como la Unasur no diluyó al preexistente Mercosur.
Clave dos. La Celac incluye a México, y el propio presidente Felipe Calderón abrió las sesiones, pero la Argentina no repite viejos esquemas según los cuales México debe ser un contrapeso para el espesor internacional de Brasil.
Clave tres. La prueba de los dos primeros puntos es que Cristina Fernández de Kirchner y Dilma Rousseff utilizaron el marco de la cumbre de Caracas para anunciar la creación de un llamado por los gobiernos Mecanismo de Integración Productiva entre la Argentina y Brasil. “Cuando Brasil crece, crece la Argentina”, dijo el canciller Héctor Timerman en una síntesis que pareció apuntar a una visión: más allá de las diferencias comerciales, que no superan el 10 por ciento del volumen total del intercambio entre los dos países, la Argentina apuesta a subir la escala de la relación con Brasi. Y aquí no hay espacio para la nostalgia sobre el PBI de cada país hace 100 o hace 50 años. Brasil está a punto de superar al Reino Unido en el ranking de las economías más poderosas del mundo y resulta que es el gran vecino de acá al lado. Pragmática, la Argentina actúa según esa realidad y se beneficia de ella tanto en términos económicos como políticos. Un ejemplo del último aspecto es el respaldo de la Celac al reclamo nacional de abrir negociaciones diplomáticas con el Reino Unido para recuperar las Malvinas.
Clave cuatro. Brasil y la Argentina no abandonaron a Venezuela ni como apuesta regional (centrada en el potencial energético de los venezolanos y en su rol creciente de puente entre Sudamérica y el Caribe) ni como apuesta política (Cristina y Dilma prodigaron gestos de cariño incluso personal a Chávez, que pelea con la biología y contra el tiempo para un eventual armado oficialista de cara a las elecciones).
Clave cinco. La euforia del presidente cubano Raúl Castro, que calificó a la Celac de la iniciativa más importante de los últimos 200 años, muestra otra cara del nuevo organismo. No reemplaza a la Organización de los Estados Americanos, que sí incluye a los Estados Unidos y tiene apartada a Cuba, pero sigue vaciando de contenido concreto a la OEA. Y, de paso, ofrece un paraguas de amplio espectro político para que Cuba pueda emprender una transición lo más ordenada posible desde la revolución hacia la construcción de un capitalismo mixto que no termine un buen día con una invasión de empresas inmobiliarias de Miami.
Clave seis. La Celac es otra forma más de reunirse y discutir en un mundo multipolar que se encuentra en plena reformulación. Los Estados Unidos, que aún son la única hiperpotencia militar, estos días respiran aliviados ante la caída del índice de desempleo al 8,6 por ciento, por debajo del 9 que parecía imposible de perforar. La Europa comunitaria discute ya sólo la medida en que cada país se reservará alguna cuota de soberanía ante la decisión alemana de convertirse en el gendarme fiscal de sus 27 socios, que así dejan de serlo para transformarse en pupilos. Beijing desacelera el crecimiento sin enfriarse mientras avanza en una sorda disputa naval, típica de la Guerra Fría, a ver quién predomina sobre quién en el Pacífico y el Mar de la China. Rusia hace lo propio con su marina en el Báltico. En ambas regiones está en juego no sólo el acceso a mercados, sino el control de riquezas naturales submarinas a explotarse en el futuro, desde petróleo y gas hasta yacimientos de oro.
Clave siete. En la multipolaridad hay instancias de construcción de poder regional nítido, como Unasur o el Nafta, y también instancias más débiles con objetivos menos permanentes, de composición más heterogénea o de conversión en foros de debate. Un ejemplo son los Brics, que integran Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. No tienen un objetivo militar común, pero sí disputan juntos cuotas mayores de poder en el Fondo Monetario Internacional e intentan terciar en la crisis europea para evitar una caída brusca de la UE. Otro ejemplo, donde hoy se concentra la tensión de la discusión sobre los modelos internacionales de desarrollo, es el G-20, con presencia de dos latinoamericanos en sintonía (la Argentina y Brasil) y otro alineado con Washington, como México.
Clave ocho. México ya eligió el Nafta (fruto de una decisión política de integración con los Estados Unidos y a la vez consagración de una dependencia comercial y económica respecto del mercado norteamericano), pero un futuro gobierno del Partido Revolucionario Institucional que surja de una victoria eventual el 1ª de julio puede necesitar que a mano haya un foro donde retomar cierta dimensión simbólica de autonomía cultural respecto de su gran vecino. Esa perspectiva sería aún más acuciante si el presidente que suceda a Calderón, del conservador PAN, decidiera cambiar la actual estrategia de enfocar la lucha contra el narcotráfico como una guerra. El enfoque no es sólo intelectual: en México ya murieron más de 40 mil personas en los últimos cuatro años, el narcotráfico no se redujo y el contrabando de armas entre el sur de los Estados Unidos y el norte de México es tan fluido como la trata de inmigrantes.
Clave nueve. La Celac no surge como un organismo dirigido contra los Estados Unidos, y no podría hacerlo por la pluralidad de sus integrantes, pero la mera ausencia de Wa-shington es un indicio de que, siempre que los latinoamericanos eviten el delirio y se abs-
tengan de dar por extinguido el poder de los Estados Unidos, tienen un espacio de autonomía para construir instituciones como Unasur o el Consejo Sudamericano de Defensa.
Clave diez. Chávez no sólo estuvo hábil para utilizar la Celac como una forma de legitimación interna. No podría haber llegado a este punto sin haber desplegado en el Caribe, donde no todos los países son Cuba, Nicaragua o El Salvador, aun con todas las diferencias entre los tres, una diplomacia basada en el activismo que México dejó hace ya 20 años y en la provisión de petróleo más barato".
La creación de la Celac, en 2010, fue una iniciativa impulsada por Brasil cuando era presidente Luiz Inácio Lula da Silva que la Argentina apoyó con entusiasmo y el venezolano Hugo Chávez acaba de aprovechar con habilidad en medio del cáncer y a 10 meses de las elecciones presidenciales del 7 de octubre.
El sistema planetario y la futurología son malos compañeros. Antes que definir cómo será la Celac dentro de 20 o 30 años parece más útil mostrar algunas claves de su debut en Caracas.
Clave uno. La Celac no sustituye a la Unasur, la Unión Sudamericana de Naciones creada en 2004, relanzada en 2007 y consagrada en su eficacia regional con la secretaría ejecutiva de Néstor Kirchner en 2010. En términos políticos la Unasur sigue siendo el núcleo homogéneo y, como tal, fue el motor de la Celac. Al impulsar el nuevo organismo, brasileños y argentinos se cuidaron de no diluir a la Unasur, así como la Unasur no diluyó al preexistente Mercosur.
Clave dos. La Celac incluye a México, y el propio presidente Felipe Calderón abrió las sesiones, pero la Argentina no repite viejos esquemas según los cuales México debe ser un contrapeso para el espesor internacional de Brasil.
Clave tres. La prueba de los dos primeros puntos es que Cristina Fernández de Kirchner y Dilma Rousseff utilizaron el marco de la cumbre de Caracas para anunciar la creación de un llamado por los gobiernos Mecanismo de Integración Productiva entre la Argentina y Brasil. “Cuando Brasil crece, crece la Argentina”, dijo el canciller Héctor Timerman en una síntesis que pareció apuntar a una visión: más allá de las diferencias comerciales, que no superan el 10 por ciento del volumen total del intercambio entre los dos países, la Argentina apuesta a subir la escala de la relación con Brasi. Y aquí no hay espacio para la nostalgia sobre el PBI de cada país hace 100 o hace 50 años. Brasil está a punto de superar al Reino Unido en el ranking de las economías más poderosas del mundo y resulta que es el gran vecino de acá al lado. Pragmática, la Argentina actúa según esa realidad y se beneficia de ella tanto en términos económicos como políticos. Un ejemplo del último aspecto es el respaldo de la Celac al reclamo nacional de abrir negociaciones diplomáticas con el Reino Unido para recuperar las Malvinas.
Clave cuatro. Brasil y la Argentina no abandonaron a Venezuela ni como apuesta regional (centrada en el potencial energético de los venezolanos y en su rol creciente de puente entre Sudamérica y el Caribe) ni como apuesta política (Cristina y Dilma prodigaron gestos de cariño incluso personal a Chávez, que pelea con la biología y contra el tiempo para un eventual armado oficialista de cara a las elecciones).
Clave cinco. La euforia del presidente cubano Raúl Castro, que calificó a la Celac de la iniciativa más importante de los últimos 200 años, muestra otra cara del nuevo organismo. No reemplaza a la Organización de los Estados Americanos, que sí incluye a los Estados Unidos y tiene apartada a Cuba, pero sigue vaciando de contenido concreto a la OEA. Y, de paso, ofrece un paraguas de amplio espectro político para que Cuba pueda emprender una transición lo más ordenada posible desde la revolución hacia la construcción de un capitalismo mixto que no termine un buen día con una invasión de empresas inmobiliarias de Miami.
Clave seis. La Celac es otra forma más de reunirse y discutir en un mundo multipolar que se encuentra en plena reformulación. Los Estados Unidos, que aún son la única hiperpotencia militar, estos días respiran aliviados ante la caída del índice de desempleo al 8,6 por ciento, por debajo del 9 que parecía imposible de perforar. La Europa comunitaria discute ya sólo la medida en que cada país se reservará alguna cuota de soberanía ante la decisión alemana de convertirse en el gendarme fiscal de sus 27 socios, que así dejan de serlo para transformarse en pupilos. Beijing desacelera el crecimiento sin enfriarse mientras avanza en una sorda disputa naval, típica de la Guerra Fría, a ver quién predomina sobre quién en el Pacífico y el Mar de la China. Rusia hace lo propio con su marina en el Báltico. En ambas regiones está en juego no sólo el acceso a mercados, sino el control de riquezas naturales submarinas a explotarse en el futuro, desde petróleo y gas hasta yacimientos de oro.
Clave siete. En la multipolaridad hay instancias de construcción de poder regional nítido, como Unasur o el Nafta, y también instancias más débiles con objetivos menos permanentes, de composición más heterogénea o de conversión en foros de debate. Un ejemplo son los Brics, que integran Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. No tienen un objetivo militar común, pero sí disputan juntos cuotas mayores de poder en el Fondo Monetario Internacional e intentan terciar en la crisis europea para evitar una caída brusca de la UE. Otro ejemplo, donde hoy se concentra la tensión de la discusión sobre los modelos internacionales de desarrollo, es el G-20, con presencia de dos latinoamericanos en sintonía (la Argentina y Brasil) y otro alineado con Washington, como México.
Clave ocho. México ya eligió el Nafta (fruto de una decisión política de integración con los Estados Unidos y a la vez consagración de una dependencia comercial y económica respecto del mercado norteamericano), pero un futuro gobierno del Partido Revolucionario Institucional que surja de una victoria eventual el 1ª de julio puede necesitar que a mano haya un foro donde retomar cierta dimensión simbólica de autonomía cultural respecto de su gran vecino. Esa perspectiva sería aún más acuciante si el presidente que suceda a Calderón, del conservador PAN, decidiera cambiar la actual estrategia de enfocar la lucha contra el narcotráfico como una guerra. El enfoque no es sólo intelectual: en México ya murieron más de 40 mil personas en los últimos cuatro años, el narcotráfico no se redujo y el contrabando de armas entre el sur de los Estados Unidos y el norte de México es tan fluido como la trata de inmigrantes.
Clave nueve. La Celac no surge como un organismo dirigido contra los Estados Unidos, y no podría hacerlo por la pluralidad de sus integrantes, pero la mera ausencia de Wa-shington es un indicio de que, siempre que los latinoamericanos eviten el delirio y se abs-
tengan de dar por extinguido el poder de los Estados Unidos, tienen un espacio de autonomía para construir instituciones como Unasur o el Consejo Sudamericano de Defensa.
Clave diez. Chávez no sólo estuvo hábil para utilizar la Celac como una forma de legitimación interna. No podría haber llegado a este punto sin haber desplegado en el Caribe, donde no todos los países son Cuba, Nicaragua o El Salvador, aun con todas las diferencias entre los tres, una diplomacia basada en el activismo que México dejó hace ya 20 años y en la provisión de petróleo más barato".
Sem comentários:
Enviar um comentário